Ayer ponía en mi estado en el Facebook, eso que tanto decimos "el hombre propone y Dios dispone", y es una realidad. La vida cambia en un minuto. Los seres humanos estamos acostumbrados a estar programados, a querer saber de antemano que vamos a hacer, a la hora siguiente, la semana que viene, e incluso las próximas vacaciones. Unas veces podemos cumplirlo, pero otras no. Y hay que admitir esos cambios de planes, sin resquemor. Tenemos que saber que hay una escala de valores de todo, incluso de acontecimientos. Y de repente pasa algo, que cambia completamente los esquemas, y que pasa a ser el objetivo principal.
Pues eso ha pasado, no ha podido ser. Ni jamón ni Virgen de Luna. Dios nos querría en otro sitio, y estuvimos a cincuenta kilómetros de nuestro destino, pero nos dimos la vuelta....retorno a Madrid.
Un amigo nos necesitó y ahí estuvimos con él.
Es un amigo muy especial. De esos que están siempre a las duras y a las maduras. De los que no han fallado nunca. Por eso, no había ni que planteárselo. Por eso, a pesar de los planes que teníamos hechos, pues...había que cambiarlos, y se cambiaron en cinco minutos. Sin pena por ello. Aceptándolo, y ya está.
Quizá será el año que viene cuando pueda ir a la Romería, o quizá no. Dios dirá
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