Hoy poco después de las nueve de la mañana estaba en la calle Orense.
Mi destino siguiente era el Hospital de Getafe. Bueno, pues manos a la obra. Y efectivamente me encuentro la obra, la de Santa María de la Cabeza. Ya no puedo hacerle caso al navegador, que de obras no entiende, y tomo rutas alternativas.
No sé como termino en el tunel de la M30, que según Gallardón, iba a servir para que no hubiera atascos. Después de haberlo sufrido hoy, puedo decir con conocimiento de causa que lo que ha servido ha sido para enterrar los atascos y que el helicòptero que informa de la situación del tráfico no los vea.
La señalización del túnel la debió de pensar un ingeniero que el día que lo explicaron faltó a clase. Los carteles están puestos de tal forma que cuando los ves, ya no te puedes incorporar al carril que debes.
Así que aquí me tienes, diez de la mañana y yo que iba en dirección a la carretera de Toledo, salgo a la carretera de Extremadura. Ahí tomo una salida que pone dirección Toledo y resulta que me mete en la M40 pero dirección La Coruña, porque está todo muy bien pensado. Digo yo, que si para hacer el cambio de sentido tienes que ir a diez kilómetros deberían de ponerlo en algún sitio.
Bueno, llego a mi destino a las 10,40h de la mañana y ya por supuesto con el piloto de la reserva de gasolina encendido.
Cuando salgo, vuelta a lo mismo. Yo muy diligente, tomo dirección a Madrid, y cuando ya voy a cruzar la M30 por arriba para tomar Santa Mª de la Cabeza, otra vez la dichosita obra. No hay opción, directa a la M30 que para variar está atascada.
Como ya no puedo más, me meto en la primera salida que veo y salgo a Usera. Una avenida, que entre paradas de autobuses, coches en segunda fila, y semáforos, tardo en atravesarla más de media hora.
Total que cuando llego otra vez a la calle Orense es ya la hora de comer.
No me lo puedo creer. He estado toda la mañana en el coche. Perdida, dando vueltas y a una velocidad de 20kms/hora de media. Y he hecho una gestión que ha durado veinte minutos. Y va mi hijo que viene conmigo al lado, y me dice que no entiende que me pasa y por qué grito.
Esto es Madrid un día cualquiera.
De Madrid al cielo, pero parece que habiendo conocido el infierno.
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