lunes, 2 de agosto de 2010

JUNTOS

Hoy recordaba que dos días seguidos vi amanecer desde el jardín de casa.
Recordaba también que el primero de ellos, la madrugada del sábado 10 al domingo 11, encendí el ordenador y escribir algo en este blog. No recordaba muy bien qué. Aunque no acostumbro a leer lo que escribo, en esta ocasión sí lo he hecho . La entrada se llamaba MINUTO A MINUTO. Eran las cinco de la mañana. Escribía a horas un tanto raras. Había que hacer algo para no quedarse dormido.
Cuando escribí esta entrada no podía imaginarme que veinticuatro horas más tarde, estaría de nuevo sentada prácticamente en el mismo sitio, viendo otro amanecer, pero ya era todo tan diferente......Carlos ya nos había dejado.
España ganó el Mundial de Fútbol, como vaticinó el pulpo. En mi casa estábamos diez o doce personas a los que nos daba igual qué pasara en el resto del mundo. No teníamos ganas de celebrar goles, no teníamos ganas de petardos ni de fuegos artificiales. Los gritos de euforia y celebración que escuchábamos, nos sobraban.
En esta casa había tristeza. A nosotros se nos estaba yendo alguien muy importante en nuestras vidas. Sabíamos que era la última noche que pasaríamos junto a Carlos, y eso no era motivo de ninguna celebración.
Durante gran parte del domingo, ya no nos pudo hablar. Pero los médicos dicen que lo último que pierde un enfermo es el oído y el tacto. Ahí estábamos todos, acariciándole y hablándole bajito para no molestarle. Cada uno sabrá qué le dijo en esos momentos que tuvo a solas con él. Hubo tiempo para todos. Siempre con las manos cogidas por alguno de nosotros, para que sintiera que no estaba solo, que ahí estábamos los que él quería que le rodearan en el momento de su muerte.
Lo diré y lo repetiré hasta la saciedad. Entre todos los que tanto le quisimos, y a los que tanto nos quiso él, conseguimos que muriera de la manera que él había pedido. En casa, rodeado de los suyos, con las manos cogidas, cosa que él no pudo hacer con su padre porque le separaba el cristal de una UVI, y que tanto dolor le produjo.
El esfuerzo que esto supuso no fue inconveniente para ninguno. Sabíamos que después nos sobraría tiempo para el descanso. Cada uno dió lo mejor de sí mismo y se esforzó en aquello que mejor se le daba. No hubo disputas por ver quién hacía qué, o quién se quedaba esa noche sin dormir. Todos estábamos deseando poder aportar algo.
Dió mucho amor y lo recibió de la misma manera. Ha dejado un lujo de familia y amigos, que procuraremos cumplir con su última voluntad, haremos nuestra la última palabra que dijo antes de perder la consciencia: JUNTOS

No hay comentarios:

Publicar un comentario