jueves, 29 de abril de 2010

LIBRETA DE EXITOS

Hace un par de años estuve en un curso de esos de formación de directivos. Por si alguien no los conoce, son cursos en los que te enseñan "cosas diferentes", por ejemplo, hablar en público, como tratar a las personas a tu cargo de una forma más humana, ...., temas de este tipo.
Estos cursos están muy de moda. Bueno, ahora no, porque con eso de la crisis, a los directivos, les compran el periódico y poco más. Cada uno que se forme como quiera.
A lo que iba. En uno de esos cursos, al terminar una charla, el ponente nos dió un regalo. Una "libreta de éxitos". Teóricamente servía para que ahí cada uno fuera apuntando al final del día, su éxito personal. Podía ser cualquier cosa, siempre que para el que la escribía fuera importante. Desde saludar con una sonrisa a algún compañero al que no soportas, hasta acertar los números de la primitiva.
Llegúe y la guardé en el cajón de la mesilla de noche. En este tiempo, no he hecho nada que mereciera la pena apuntar en esta libreta.
Pero hoy, tengo algo que poner. Hoy ha ocurrido algo precioso. He recuperado una amistad.
No ha sido mérito mío. Yo simplemente he accedido, me he dejado querer.
Una persona importante en mi vida. Por motivos que no vienen al caso, nos habíamos distanciado. Hoy se ha armado de valor, y ha ido a verme. Así, sin cita previa, sin saber si mi respuesta iba a ser buena o mala. No le ha importado.
Cuando me han dicho su nombre, diciéndome que estaba en una de las salas de visita de la oficina, he estado tentada a decir que no tenía tiempo. Pero eso ha durado pocos segundos. Me he levantado y he ido a ver si era ella de verdad.
Cuando he abierto la puerta, nos hemos dado un abrazo. No hacía falta nada más. No ha sido necesario ni pedir perdón. Ahí, en ese abrazo, he sentido que de verdad nos queremos. En ese abrazo iban implícitos los perdones.
Nos hemos sentado sin prisas. Teníamos muchas cosas importantes que contarnos. Nada de los típicos, qué tal te va, y qué tal tus niños.
Después de un tiempo de distanciamiento, hace falta armarse de valor, y no llamar por teléfono. Hay que ser valiente para ir a visitar a alguien aun a riesgo de encontrarte con una negativa. Yo solamente he tenido que corresponder.
Estoy contenta. En medio de la tempestad, entre nube y nube a veces tímidamente sale un rayo de sol que seca la humedad aunque sea momentaneamente.
No sé con qué frecuencia nos veremos a partir de ahora, pero eso hoy no importa.
Por eso, hoy he desempolvado mi famosa libreta y aquí lo apuntaré.

No hay comentarios:

Publicar un comentario