martes, 2 de diciembre de 2008

UNA PARTE DE MI FAMILIA

La familia de mi madre era de las que ahora no se estilan. Nacieron diez hermanos. De ellos, cuatro murieron muy pequeños. Quedaron seis. Murió mi abuela, demasiado joven, sin poder disfrutar de sus nietos. Los seis hermanos, con sus más y menos, como en todas las familias, vivieron unidos alrededor del abuelo, como gran patriarca de la familia hasta que este murió, rodeado de todos los suyos. El cariño y respeto que todos teníamos por el abuelo es algo de lo que nos podemos sentir orgullosos.
No somos una familia empalagosa, quizá podríamos llamarnos más por teléfono, o hacernos más visitas, pero no. No hace falta. No necesitamos los cumplidos. Todos sabemos dónde encontrarnos si nos hacemos falta.

Pero no quiero hablar de los que estamos. Quiero hablar de los que hace poco que se han ido. Y quiero hablar de ellos, porque ahora que se acerca la Navidad, con este ambiente nostálgico de villancicos, música etc....parece que se hace más presente la falta de los que ya no están entre nosotros.

Hay tres miembros de la familia que nos han dejado en poco tiempo. Primero murió la tita Anita. Con una sonrisa permanente luchó contra su enfermedad. Nadie nos hará dulces como ella. Fue como una segunda madre para todos. Nuestro primo Manuel, demasiado joven, dejando demasiadas cosas sin hacer. Y la tita Angela, que fue madraza para sus hijos y la abuela que no tuvimos para el resto de los primos.
Cuando nos sentemos a la mesa en Navidad, se notarán los sitios que otros años estuvieron ocupados. No pondremos las sillas vacías, pero el espacio estará ahí, en nuestros corazones. Y habrá alguien que llorará por dentro para que los demás no se pongan demasiado tristes.
Aunque esta entrada haya tomado un cariz triste, no era mi intención. Todo lo contrario. Como grandes personas que fueron, estarán cerca de Dios esta Navidad. Y como buenas personas que eran no les gustaría vernos tristes. Si pudieran, seguro que nos dirían algo parecido a este poema de S.Agustín.


No llores si me amas.
¡Si conocieras el don de Dios y lo que es el Cielo! ¡Si pudieras oir el cántico de los Ángeles y verme en medio de ellos!
¡Si pudieras ver desarrollarse ante tus ojos los horizontes, los campos eternos y los nuevos senderos que atravieso!
¡Si por un instante pudieras contemplar, como yo, la belleza ante la cual todas las bellezas palidecen!
¡Cómo!¿Tú me has visto, me has amado en el país de las sombras y no te resignas a verme y amarme en el país de las inmutables realidades?
Creedme:cuando la muerte venga a romper las ligaduras, como ha roto las que a mí me encadenaban, y cuando un día, que Dios ha fijado y conoce, tu alma venga a este Cielo en que te ha precedido la mía, ese día volverás a ver a aquella que te amaba y que siempre te ama, y encontrarás tu corazón con todas sus ternuras purificadas.
Volverás a verme, pero transfigurado, estático y feliz, no ya esperando la muerte, sino avanzando contigo, que me llevarás de la mano por los senderos nuevos de la luz y de la vida, bebiendo con embriaguez a los pies de Dios un néctar del cual nadie se saciará jamás.
Enjuga tu llanto y no llores si me amas.

1 comentario: