jueves, 21 de mayo de 2009

EL DON DE LA FE

"Me duele tanto que tenga que pasar por esto, si yo no puedo con ello"
Este comentario es de una persona que el lunes perdió a su padre. Un cáncer detectado hace apenas dos meses. Me contesta a un sms en el que le pregunto por su hermano. Aunque ella tiene treinta años, tiene un hermano de seis.
¿Cómo poder explicarle a un niño si no ha dado tiempo a prepararlo, que ya no verá nunca más a papá? ¿Cómo hacerle entender a esa edad que aunque los médicos estaban intentando curarle, no han podido hacerlo?
Como ella bien dice, la muerte es un misterio para todos. Es difícil de asimilar. Sabemos que existe, es lo único cierto cien por cien. Cuando un niño nace, lo único que sabemos de su vida, es que morirá algún día. Pero esto es como la lotería, que siempre le toca a otro.
No sé si esta familia es o no creyente. Nunca he tratado con ellos este tema. Pero estos días he pensado mucho en ese niño. En qué explicación le daría si fuera su madre, y no creyera que su padre sigue vivo en el cielo.
Qué diferente es la muerte para un creyente y para un agnóstico.
Los que realmente creemos que Dios existe, somos conscientes que estamos en la vida de paso, que nos espera una eternidad, y que aunque la separación física duela, finalmente tendrá una recompensa.
Si yo no creyera en todo esto, no tendría ningún sentido ni siquiera la vida. Porque no hay una sola persona cuya vida haya sido un camino de rosas. Todos sufrimos por algo en algún momento. Si ese sufrimiento no tiene un sentido, cuanto antes termine todo, mucho mejor.
Le doy gracias a Dios por el don de la Fé.

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