jueves, 13 de mayo de 2010

ETAPAS DE LA VIDA

En el colegio, nos enseñan que los seres vivos nacen, crecen, se reproducen y mueren. A medida que vamos creciendo, nos damos cuenta que las etapas en la vida de una persona no son cuatro, ni catorce, ni cuarenta...... Nacemos, vamos creciendo, llegamos a la adolescencia, seguimos creciendo, mientras tanto maduramos, ..., y así van pasando los años, va cambiando nuestra vida, nos vamos adaptando a las circunstancias, ..., en pocas palabras "vamos quemando etapas".
A veces las etapas no duran una década, a veces duran un día, o un momento. Algo ocurre que te hace despertar, espabilar, pasar página, hacer algo diferente que hará que nada vuelva ya a ser igual que el día anterior.
A mi mañana me toca pasar una de estas etapas. No sé si será buena o mala, mejor o peor, lo que sí sé es que será "diferente". Perdón, personalizo, pero en realidad no solo yo la paso, será otro momento diferente para toda mi familia y los que están a nuestro alrededor. Y especialmente será diferente para mi marido.
Cuando te hablan de una enfermedad, enseguida piensas en el tratamiento. Cuando te hablan de cáncer piensas en la quimioterapia. Vaya palabras más feas !!!! A nadie le gusta decirlas, ni escucharlas.
Quimio: no sé la definición de la palabra en el diccionario, pero vulgarmente hablando son substancias que matan las células malas, y que para poder hacer su trabajo también matan alguna buena y atacan lo que se encuentran por su camino.
Dicen los que más entienden que todo esto es un mito, que en esto también se ha evolucionado, que los efectos secundarios ya no son lo que eran, que es más beneficioso que perjudicial, que no hay que tenerle tanto miedo, que todo se puede controlar.
Dicen algunos de los que lo han padecido en su propio cuerpo que es espantoso, que es tener vida sin vivir, que a pesar del tiempo transcurrido no hay un solo día de su vida que no recuerden como lo pasaron.
Dicen otros de los que se han sometido a esto, que bueno, que no es un paseo pero que merece la pena, que no es para tanto.
Mañana conoceré otras estancias del hospital que no he visto hasta ahora. Dicen que hay televisión, que nos podemos llevar un libro, un ordenador, escuchar música, algo de comer, ..., en el fondo, que hagamos lo posible para estar lo más cómodos y a gusto posible. Mañana veré nuevas caras. Mañana podré contaros algo más sobre esto.
En cualquier caso, yo solo soy el acompañante. No voy a ser la que tenga la vía puesta en la que va entrando esa substancia que no sé qué va a provocar en mi cuerpo. No podré imaginar lo que están pensando cada una de esas personas que estaré viendo. Ni siquiera compartiendo un día de mi vida a la semana entre ellas. Podré ver el miedo y las lágrimas en sus ojos, en algunos quizá la sonrisa, ..., pero nunca podré llegar a leer su pensamiento, ni podré ser consciente de su miedo. Eso se quedará solamente para ellos.
Quizá pueda ayudar a paliar los efectos que esta medicina tenga en ellos, quizá hablarles para distraerles o simplemente acompañar con mi silencio, pero no podré evitar que su mente trabaje, y piensen, y piensen....en la vida, en la muerte.....en lo que cada uno sea capaz de pensar e imaginar.
¿El día después?....pues....entregándolo a la providencia

2 comentarios:

  1. Me ha impactado tu reflexión.Seguro que el angel de la guardia que todos tenemos de pequeñitos( lo rezan mis hijos todos los dias) esta con vosotros.
    Mucha fuerza y animo

    Alberto

    ResponderEliminar
  2. Gracias Alberto. Efectivamente cuidan de nosotros y como no podemos ver a los ángeles, se nos muestran en forma de amigos. Un abrazo muy fuerte

    ResponderEliminar