viernes, 23 de julio de 2010

SE MERECE ESTA ALABANZA

Yo no lo podría haber expresado mejor.....enhorabuena !!!!



Editorial Revista "El mundo del perro"
ADIÓS A CARLOS GONZÁLEZ GALÁN

Lo más reparador a los desafíos y sinsabores que interpone la vida en nuestro camino lo podemos encontrar en la propia vida.

Y nueve de cada diez veces, esta reparación aparece a través del encuentro fortuito en ese camino con personas a las que ha merecido la pena tratar y conocer. Lo más grande de este hecho es que, mientras que los sinsabores de la vida son a menudo rápidamente olvidados, el recuerdo que dejan esas personas es imborrable y los sobrevive.

Cuando, hace ya cinco años, los destinos de El Mundo del Perro y Editorial América Ibérica confluyeron para crear una revista más fuerte, no sabíamos que, además, se estaba produciendo para nosotros uno de esos encuentros cuyo recuerdo ayuda para siempre a enfrentarnos con la vida. Estas líneas nacen con el dolor todavía punzante, por reciente, del fallecimiento de Carlos González Galán, consejero delegado de nuestro grupo editor. Pero no es en esa calidad de ejecutivo en la que ahora queremos recordarle, por más que las conversaciones profesionales mantenidas con él revivan en nuestra memoria el fulgor de la pasión y la sabiduría con que Carlos vivía el mundo de la edición. Ni siquiera vamos a homenajear, aunque bien podríamos, su condición de
hombre bueno y honesto, algo que ya ha sido puesto de manifiesto con mayor derecho que el nuestro por los que le conocieron desde más cerca y durante más tiempo que nosotros mismos. Hoy nuestro recuerdo se dirige, más bien, al hombre que se supo durante años preso de lo inexorable de la enfermedad que taimadamente se hizo con su salud, y a la que, aun sabiéndolo, presentó batalla hasta el último aliento. Ese ejemplo perdurará en el recuerdo de todos los que supimos de la lucha que había comenzado a librar, de los que admirábamos la entereza de espíritu con que se enfrentó a su mal con una actitud de permanente mirada hacia delante. Tan poca importancia daba a su pelea desigual contra el destino que a menudo nos la hacía olvidar.

Se dice que alguien no muere mientras permanezca vivo en el recuerdo. Así, a Carlos González le quedan muchos años de una vida mejor, sin dolor y sin amenazas en el horizonte, y con la conciencia de haber superado con sobresaliente el examen de la existencia terrenal.

Nosotros no podremos contar más con su consejo, pero sí contaremos para siempre con su memoria.

Lola Moreno
Antonio Perea

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