lunes, 16 de febrero de 2009

DICEN POR AHI QUE HAY CRISIS

Quien no haya escuchado esta palabra en los últimos meses es que no está en el mundo.
Es raro que encendamos la radio o la televisión y no den alguna noticia de una suspensión de pagos, o de un ERE.
Antes de ponerme a escribir esta entrada he estado hojeando un periódico económico. Reconozco que lo he terminado con una medio depresión, y pensando que es mejor vivir en la ignorancia. No había ni una sola noticia que tuviera un poco de optimismo. A partir de ahora, me quedaré con los de información general, donde al menos, en las páginas deportivas, se ve sonreir a Raul.
Las buenas noticias, nos dan alegría y una cierta envidia. ¿ A que a todos nos gustaría ser el que ha ganado el euromillón?
Las malas noticias son otra cosa. Normalmente nos producen una cierta desesperanza. Pero como estamos hablando de números, estadísiticas y porcentajes, se nos olvida rápidamente. Hablamos de ello con los compañeros, con los amigos, pero desde una perspectiva un tanto lejana, porque afortunadamente todavía no nos ha tocado vivirlo en primera persona. Ocurre como las estadísticas de los accidentes de tráfico. Todos los lunes las escuchamos, pero si no ponemos cara a ninguno de esos fallecidos, no pasará media hora antes que nos hayamos olvidado.
Pero con los tiempos que estamos pasando, ya más de uno habrá puesto cara a uno de esos tres millones de parados. O le ponéis cara a alguien que lleva un par de meses sin cobrar el sueldo, aunque tiene que seguir haciendo rente a los pagos, y llenando el frigorífico. O a ese que se teme que pasará a engrosar la cola del paro dentro de poco tiempo. Y esto ya es otra cosa, porque ya es alguien que nos toca de lleno el corazón. Ya pasamos de la desesperanza a la compasión.
Son malos tiempos los que nos está tocando vivir. No hace falta ni siquiera saber de economía para saber que algo está pasando. Las tiendas están vacías. Ni siquiera las rebajas han hecho que los consumidores se animen. Unos porque realmente no pueden, y otros porque aunque algo esté muy barato, lo miras y piensas si de verdad lo necesitas. Como la mayoría de las veces la respuesta es que no, lo vuelves a soltar en el montón, porque con la que está cayendo, para qué gastar innecesariamente.
Los carteles de "nuevo" están ya puestos. Los colores primaverales han llegado, pero tampoco por eso se anima la gente. Parte de culpa la tendrá el frio que sigue haciendo que no incita a comprar un vestidito de tirantes, pero además, esperaremos a ver qué nos sirve del año pasado y si no pues a las rebajas de julio que total, están a la vuelta de la esquina.
Yo no envidio ahora a los gobernantes. No me parece raro que el recién estrenado Presidente de los EEUU dijera el otro día que llevaba dos noches sin pegar ojo. Mucho me temo que no sabrán qué hacer. No hay experiencias anteriores que ayuden a salir de esto. Las grandes figuras de la economía dicen que no hay precedentes en lo que está pasando.
Por mi edad, recuerdo la crisis de la década de los noventa, pero o yo era una inconsciente, o no me enteraba de nada, o no tuvo la repercusión que está teniendo esta. Había crisis en unos sectores, pero no en todos. Había crisis en una zona del mundo, pero no en todas al mismo tiempo. Se podía confiar en el sistema bancario, cosa que ahora no ocurre.
Dicen que tocaremos fondo en este año. Ojalá, aunque no tengo mucha confianza. Será difícil remontar partiendo de tan abajo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario