domingo, 26 de abril de 2009

CARAZ Y CRUZ

"Todo tiene un principio y un final. Mi final cada vez está más próximo, mucho más próximo. Ayer estuve en el oncólogo y, para sorpresa (grata, muy grata), mi tumor está casi desaparecido por completo. En las imágenes (esta vez las imágenes son mías, de mis tacs durante la enfermedad) se puede observar que el tumor al principio afectaba casi a todo el hueso y, con el paso del tiempo y gracias a la radioterapia y mis ganas de vivir, se ha generado hueso casi por completo, comiéndose al tumor de nombre feo, quedando a penas dos milímetros por liquidar.
Que ganas tenía de decir esto. Mi guerra está casi acabada, con un claro vencedor. He luchado, sigo luchando, y con la mayor recompensa, la victoria.
En junio tengo revisión con el hematólogo, y en octubre con el oncólogo (ya empiezo mis revisiones semestrales). Ha costado llegar hasta aquí, muchas lagrimas, mucho esfuerzo, mucho tesón, pero lo sembrado empieza a germinar".
(copiado de un blog de un enfermo de cáncer)
Voy a volver a hablar de Fernando Jiménez del Oso. El día de su funeral, su mujer nos leyó a todos los que estábamos allí una carta preciosa a su marido. Aunque la tengo en casa, no la tengo a mano, por lo que no os puedo copiar el párrafo completo. Da igual. Ella, entre otras cosas, decía que tenía que agradecer a la enfermedad de su marido, haber conocido el mundo de los enfermos de cáncer, que es un mundo maravilloso.
Sinceramente, no lo entendí en aquel momento. No podía creerme que ese mundo fuera precioso. Recordaba la única experiencia que yo había tenido hasta entonces, y que fue hace no sé, diez o doce años que nuestro amigo sacerdote, nos invitó a una Misa rociera en el Hospital Niño Jesús. Recordaba en primera fila los niños en sillas de ruedas, sin pelo, con un color y una hinchazón característica que da la quimio. Me dolía mirarlos.
Pero cuando "ese" mundo ha pasado a la primera persona, y se ha convertido en "nuestro" mundo, la cosa ha cambiado, y ahora si entiendo ese comentario.
No es agradable a la vista. Ninguna enfermedad lo és, pero el claro deterioro físico que esta produce, tanto la enfermedad como sus tratamientos, hace que sea incluso repugnante para algunos.
Cuando eres capaz de ver en las personas, más allá de lo que ves con los ojos, este mundo se transforma e incluso os diría que profundizar en él, puede llegar a ser un privilegio. En estas circunstancias adversas cada persona aflora lo mejor de si misma, y lo comparte con los demás. No se dedican a quejarse de su mala suerte, no se compadecen de si mismos ni de los que tienen a su alrededor. Ni los enfermos, ni los que los acompañan en la enfermedad. Es un mundo donde hay mucho amor, donde todos tienen una clara virtud, la empatía. Quizá muchos no hayan escuchado nunca esta palabra, pero la están practicanto las 24 horas del día.
Cuando he leido la entrada de este blog, me he puesto muy contenta. No conozco de nada a este hombre, y probablemente no lo veré jamás. Pero he leido lo que pensaba, me he identificado con él, y ahora, me alegro con él de su casi segura curación.
Lo mismo me pasa cuando a alguien no le van bien las cosas, como al marido de mi ciberamiga Carol, que después de pasar por diez sesiones de quimio que lo han dejado muy mal, de una infección tremenda como consecuencia de la bajada de defensas, de unos dolores espantosos, está llegando al final..... me apena mucho. Tampoco les he visto nunca la cara, pero he seguido su proceso, sé lo que han sufrido los dos,....., y ahora, cuando me cuenta que lo tiene tan claro que ha empezado a preparar su propio funeral, no puedo menos que sufrir por ellos.
No creo que nadie fuéramos capaces de decir "que bien que hemos podido conocer esto", no llego a tanto. Lo que si creo que podemos decir, es "que ya que lo hemos conocido, hemos aprendido de lo que nos ha tocado vivir, de la gente que hemos conocido, y de las vivencias que hemos pasado y que estamos pasando. Que todo no es el dolor y el sufrimiento, que hay cosas buenas que han merecido la pena"
Es un mundo solidario con el dolor y con la alegría. Un mundo solidario en la esperanza. Y como dijo Pilar en el funeral de su marido, un mundo lleno de gente muy especial. De ahí el título de esta entrada, cara y cruz. Dolor y amor. Sufrimiento y recompensa.

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