sábado, 12 de diciembre de 2009

MUSICA DE SEVILLANAS

Hoy una amiga de hace muchos muchos años (ella ha puesto 30 y yo diría que son más) ha puesto en facebook dos sevillanas.

Demasiados años hacía que no las escuchaba. Unas son "las sevillanas del desamor"(el amor es un viento que igual viene que va.....si me enamoro algún día me desenamoraré......) y la otra "pensamientos mios"( en esta no creo que tengáis necesidad de que os ayude con la letra). Son de los años 70 principios de los 80. De la misma época de "sueña la margarita" y "el adios".

Además hoy, esta amiga se lo ha dedicado a "Sofía que las cantaba". Sofía, era una amiga nuestra que murió en un accidente de coche. El coche se salió de la carretera, empezó a arder y ella no pudo salir. Debía tener 22 ó 23 años.

Pues si, se ha removido mi recuerdo y me he estado acordando de eso que ella dice, cuando las cantábamos camino de la Virgen de Luna, cuando las bailábamos daba igual en la feria o en las discotecas (también se bailaban sevillanas en las discotecas).

Ha llovido ya mucho. Ya los que nos estamos reencontrando tenemos hijos mayores, ya hay que teñirse el pelo para tapar las canas, algunos de los chicos no tienen canas porque no tienen pelo....ha pasado el tiempo, más deprisa de lo que quisiéramos.

Añoramos esos años. Esa época que todos pasamos en la que nos creemos que se nos va a acabar el mundo y que tenemos que hacerlo todo deprisa. Creemos que es la peor de todas, porque tenemos que estar bajo las órdenes de nuestros padres, hay que estudiar, someterse a unas reglas.....todo eso que nos parece un mundo.

Y con el paso de los años, nos damos cuenta de lo que hemos desperdiciado. Una época que no vuelve. Cuanto daríamos ahora cualquiera de nosotros porque nuestra mayor preocupación fuera aprobar el examen del lunes, o intentar que el chico que te gustaba te sacara a bailar. Esos años. Cuando te podías permitir el lujo de levantarte a las doce de la mañana sin agobios porque la compra ya estaba hecha, la comida casi, y solamente había que colaborar un poco en poner y quitar la mesa.

Pero el reloj no da marcha atrás. Repite las horas, pero las de otro día. El de ayer ya no vuelve. Y hay muchas cosas que dejamos de hacer, de decir, o más bien de aprovechar que se quedarán para siempre en el camino.

De vez en cuando, como hoy, cuando escuchas alguna canción, ves a alguien, vienen esos recuerdos, pero ya solo sirven para ponerte nostálgica.




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