lunes, 10 de noviembre de 2008

UNA PERSONA ESPECIAL

Esta noche he hablado por teléfono con una persona muy especial para nosotros. Bueno, no es ninguna novedad la llamada, porque hablamos muy a menudo. Pero cuando he colgado, he pensado que igual que tiene un lugar privilegiado en nuestro corazón, también se merece una entrada en mi blog, para que todos podáis conocer a esta gran persona. Quizá no le guste que hable de él, porque es una persona muy humilde, ¿me perdonarás este pecadillo?
Es un sacerdote, amigo de Carlos desde que tenía ¿13 años? ¿14 años?. Se conocieron en el instituto. El era profesor, y Carlos alumno.
De esa época, ambos me han contado cantidad de anécdotas. Como les dejaba conducir su coche sin tener carnet, los paseos en autobús sin pagar el billete, las chuletas que quedaban dentro de los exámenes, las visitas a su amigo Martín Vigil (incluso aparece en un libro de este autor)......En esos años, se unieron con unos lazos de amistad y cariño que el tiempo ha ido reforzando.
Ha estado siempre presente en todos los momentos más importantes de nuestra vida. Viene con nosotros dónde lo necesitemos, aunque para ello se tenga que desplazar hasta 400 kms. Ofreció una Misa "corpore in sepulto" por el padre de Carlos. Nos casó, bendijo nuestra familia en el inicio, y desde entonces, no nos ha abandonado. Ha bautizado a nuestros tres hijos, ha dado la Primera Comunión a los dos mayores, ha concelebrado en las confirmaciones. No podemos imaginar una ceremonia religiosa en nuestra familia, sin su presencia.
Es una Persona y un Sacerdote con mayúsculas, con una vida totalmente entregada al sacerdocio y a los demás. Especializado en la delincuencia juvenil, actividad que le ha dado más de un disgusto, y que más de una vez lo ha dejado con la cartera vacía. Gran ejercitante de las obras de misericordia, dar de comer al hambriento (y no es fácil alimentar tanta boca joven), visitar al preso, hospedar al que no tiene cobijo. De estas somos testigos directos, pero seguro que en su corazón él guarda muchas más.
Nosotros sabemos que también estamos en un lugar preferente en su corazón, y en sus oraciones. Sabemos que sufre mucho cuando llama y le damos malas noticias. Sabemos que a pesar de que por su puesto actual (capellán de un hospital infantil), convive con la enfermedad, el dolor y la muerte a diario, pero no por eso ha llegado a acostumbrarse. Y se le nota en la voz, cuando me dice "tranquila, tranquila, que entre todos lo conseguiremos". Me consuela, como tiene que consolar a tantas madres a diario.
Para terminar, y aunque la entrada de hoy quede un poco larga (el protagonista lo merece), incluyo un fragmento de una "carta de un laico para sus amigos sacerdotes y seminaristas" que me encontré en un blog, y en la que me ratifico:
"¿No debería el sacerdote, al igual que cualquier amigo, ser primero amigo y luego sacerdote? Pienso que no, dada su sagrada vocación de pastor y guía. Este, debe ser una luz especial que nos sirve para crecer no sólo como seres humanos, sino muy especialmente como hijos de Dios.
Hay amigos que nos ayudan a vivir mejor, otros, más valiosos aún, no sólo colaboran a que seamos mejores personas, sino que nos acercan a Dios, pero hay otro grupo que, por mandato y vocación divina, además de todo lo anterior, tienen el especial encargo de llevarnos al cielo, de perdonar nuestros pecados y de darnos esa dirección espiritual que sólo un buen confesor puede proporcionar.
Nadie en esta tierra puede brindarnos mayor amistad que uno de ustedes que, como amoroso pastor, nos conduce a la amistad suprema, la de Cristo. Por eso el sacerdote es nuestro mejor amigo".
Te queremos

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