domingo, 23 de noviembre de 2008

SALMO 6

Estoy descubriendo los Salmos. Nunca los había utilizado para rezar. Son una preciosidad, y hay uno para cada momento, para cada estado de ánimo, para cada necesidad.

El Salmo 6, es una petición individual. Se puede rezar cuando se está en una situación difícil. Le pedimos a Dios que no nos trate con tanta dureza, sino con miseriocordia, que nos cure (el cuerpo o el alma). Como no podía ser de otra forma, Dios lo escucha.

"¡Señor, no me reprendas con tu ira,
no me corrijas con tu cólera!

Misericordia, Señor, que desfallezco.
Cúrame, Señor, que se dislocan mis huesos.
Todo mi ser se estremece...
Y tú, Señor, ¿hasta cuándo?
¡Vuélvete, Señor, libérame!
¡Sálvame, por tu misericordia!
Pues en la muerte nadie se acuerda de ti;
¿Quién te va a alabar en el abismo?
Estoy agotado de tanto gemir,
de noche lloro sobre el lecho,
riego mi cama con lágrimas.
Mis ojos se consumen de dolor,
envejecen por tantas contradicciones.

¡Apartaos de mí todos los malhechores,
porque el Señor ha escuchado mis sollozos!
El Señor ha escuchado mi súplica.
El Señor ha aceptado mi oración.
¡Que se avergüencen todos mis enemigos,
que huyan al instante llenos de vergüenza!"

No hay comentarios:

Publicar un comentario