martes, 14 de julio de 2009

REIR Y LLORAR

Hoy vuelvo a tomar un tono más serio para contaros una cosa.
El viernes pasado, cuando nosotros entrábamos en la consulta con nuestros sobres cargados de buenas noticias y con una sonrisa en nuestra cara, nos cruzamos con una familia que salía de la consulta de al lado.
Cuatro personas, dos chicos y dos chicas. Una de las chicas lloraba amargamente. Debía tener algo más de veinte años. La otra chica, que debía ser su hermana, la consolaba. Los dos chicos, serios, con las pruebas en las manos, seguramente sin saber que decir, ni que hacer.
Después de quince minutos, cuando salimos de nuestra consulta, ellos seguían allí. Ahora estaban sentados. La chica seguía llorando. Debían estar en el momento horroroso de haber recibido una mala noticia, que estás desconcertado, que no sales del hospital porque no sabes ni adonde vas a ir.
Mientras esperábamos a pedir nuestra siguiente cita, los miraba, y pensaba que lo que había en aquel momento en aquellas cuatro paredes, era una representación de lo que es la vida. Unos lloran y otros ríen.
Si te toca reir, miras al que llora, y sientes compasión, por supuesto, no somos de piedra, pero piensas que a ti hoy te ha tocado disfrutar y que no puedes sufrir por todos los demás. Que otro día serás tu el que llores. Que no puedes cargar con todos los problemas del mundo y que a disfrutar que no sabes lo que te espera.
Si eres el que llora, no eres capaz de mirar al que rie. Estás tan metido en tu problema que no eres capaz de participar en la alegría del de al lado. Y si lo miras, es con un cierto sentimiento de envidia, y pensando lo injusta que es la vida., preguntándote por qué a el si, y a ti no. Pero no te paras a pensar las lágrimas que ese ya llevará derramadas.
Al final te das cuenta, que así es el género humano, egoista por naturaleza. Y que así es la vida. Cada uno tiene sus momentos alegres y tristes, y así los tiene que vivir. Y los tiene que vivir en soledad, o como mucho acompañado de sus seres màs queridos.
Hay veces que querrías gritarle al mundo, y decirle que no canten, que como pueden sonreir cuando tu estás tan echa polvo, pero no puede ser. No tenemos derecho a ser tan egocéntricos. Hay que dejar que cada uno disfrute de lo que tenga en ese momento.
Hoy todavía recuerdo a esa chica, porque realmente me impactó, tan joven, tan guapa, con tanta vida por delante....¿qué le habría dicho el médico?. Hoy todavía después de dos días me acuerdo de ella, pero ....¿la recordaré cuando haya pasado dos meses, o dos semanas?

No hay comentarios:

Publicar un comentario