sábado, 17 de octubre de 2009

!!!!!!! MAMAAAAAAAAAAAAAA ¡¡¡¡¡¡

Mamaaaaaaaaaaaaaaaaaa..........(¡ ay esa aaaaaa interminable, elevada la enésima potencia !!!!).


"Mamaaaaaa, ¿donde está mi camiseta blanca?" y ahí va mamá, al armario, abrimos el cajón y está colocadita, solo que debajo de la roja, que debía pesar setenta kilos y no la podían levantar. Con mejor o peor cara, porque has tenido que interrumpir lo que estabas haciendo, se la das, y oyes "¡ ah, es que no la había visto !". Claro, piensas tu, los cajones de los armarios no tienen el tamaño del Santiago Bernabeu, así que lo normal es que estén unas cosas debajo de otras.

"Mamaaaaaaaaaa, tengo prisa, me ducho y cenamos ¿vale?". Eso significa, que si estás leyendo, en el ordenador, en una palabra, haciendo lo que te da la gana, que lo dejes, y que te pongas en marcha a hacer las labores propias de tu sexo.

"Mamaaaaaaaaaa que no sale agua caliente de la ducha". Deben pensar nuestros hijos que dentro del paritorio del hospital hacemos el examen de fontanero y un curso acelerado de reparaciones de calderas. Pero bueno, haces un esfuerzo, y vas a la caldera. La miras, y dices ¿y ahora qué hago yo con estos botones? y mientras te siguen diciendo que hagas algo que se pasman de frío, pero al mismo tiempo logres que la dichosa caldera caliente el agua, que no se te olvide que tienes que preparar la cena porque ya llego tarde.

Todos sentados en la mesa, y la mamaaaaaaaaaa terminando de freir los filetes, y de repente oye "mamaaaaaaaaaaa, ¿puedes traer agua?", y la traes, claro que la traes, pero te dan ganas de tirársela encima de la cabeza. Además al mismo tiempo que vienes con la botella, que empiezas a notar que el filete se te pasa demasiado, "ringgggggggg", el teléfono. Y nada, como si tuvieran tapones en los oidos. "¡ cojer el teléfono porfa!, y oyes "para mi no es", "para mi tampoco" "seguro que es para ti"" a mi no me llama nunca nadie"........ Y entonces coges el teléfono, y te lo pones debajo de la oreja, alzas el hombro para que no se te caiga porque necesitas una mano para agarrar la sartén y la otra para coger la paleta y sacar el dichoso filete. Y sigues hablando, mientras llevas los filetes a la mesa, con una postura de contorsionista en el cuello que te hará acordarte de la llamadita durante toda la noche. Nadie te espera. Sigues hablando y te das cuenta que o cuelgas el teléfono o te quedas sin comer, porque deben pensar que hablar quita el hambre y que con eso ya estás alimentada.

Y además cuando cuelgas y te sientas, te das cuenta que la coca cola que habías traído para ti, pues está ¡ pero vacía !. Alguien ha pensado que ya no la querías, vamos, que es que te gusta dar paseos del frigorífico a la mesa y por eso la habías traído, o que quizás habías tenido un gesto de buena voluntad y resulta que a la que ibas a colgar el teléfono, has pensado que una cocacola le vendría muy bien a tu hijito del alma que tiene mucha sed, y le gusta mucho.

Pero al mismo tiempo que fries el filete, hablas por teléfono, y traes tu cocacola para que se la beba otro, hay por ahí otro que dice "Mamaaaaaaaaaa, ¿te acordaste de comprarme el rotulador que te dije?" Y tu por supuesto, no lo estás escuchando porque estás pensando en el filete que se te quema. Y entonces oyes, "claro, es que a mi nadie me hace caso, porque solo escuchan a fulanito, mamaaaaaaaaaaa ¿me puedes contestar?". y le dices "siiiiiiiiiii".

Y en ese momento cuando estás preparada para preguntar que "a qué le tienes que contestar", aparece otra voz (ya vamos por la tercera), que dice "mamaaaaaaaaa, ¿me puedes traer zumo de piña?". Y tu desde la cocina pegas un bufido y/o rugido, dependiendo del nivel de stress alcanzado, "no, vienes tu", y oyes "andaaaaaaaa, si total vienes para aquí".

Y es verdad, vas allí, pero como llevas los filetes no puedes llevar el zumo, así que sabes que tienes viaje de ida y vuelta.

De todo esto nadie te habla en los famosos cursillos preparto......ahí mucho enseñar a cambiar pañales y a respirar para que el parto no sea muy traumático. Pero nadie te dice que el parto, pues bueno, son unas horitas, y además ahora con la epidural, pues fantástico porque no te enteras de nada.

Ya te podían decir que en realidad el enseñarte a respirar y a contar hasta el "infinito y más allá", es para que puedas llegar a sobrevivir a momentos como los que os acabo de contar, que son los rutinarios, el día a día........, y que además momentos de esos "tan rutinarios", hay muchos a lo largo de un día, (o al menos lo parecen), así que tienes que aprender a contar desde el uno hasta el nosecuantosmilypico varias veces a lo largo del día.

Y es que Dios cometió un fallo cuando inventó a las madres: nos tenía que dar tantos brazos, oídos y bocas como hijos tengamos, para poder atender a todos al mismo tiempo y que nadie se sienta menospreciado......







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