domingo, 8 de agosto de 2010

LA BARCA

Los acontecimientos tristes y dolorosos de la vida, por contarlo a modo de metáfora, son como una barca en la que de repente todos se montan contigo. Hay tanta gente, que a veces te da miedo porque parece que se va a hundir. Pero empiezas a ir mar adentro, y vienen las olas fuertes, y los vientos. La barca deja de ser cómoda. Unas veces es peligrosa. Otras es aburrida. Y la gente empieza a cansarse, y se van bajando. No mucha gente, pero algunos sí. En el fondo da igual. Es la selección natural. Van quedando los que verdaderamente merecen la pena. Los que son fuertes para agarrarte en los temporales y que no caigas al agua, y los que tienen la suficiente sensibilidad para tumbarse a tu lado callados cuando puedes escuchar el trinar de los pájaros porque el mar está tranquilo.
La barca llega al puerto. Algunos de los que se habían bajado se acercan a saludarte. De alguna forma quieren estar presentes en tu llegar a la meta. Pero solo "de alguna manera". Ya no los vuelves a ver más.
Solamente aquellos que han hecho contigo toda la travesía, que han pasado miedo y que han sentido el sosiego contigo estarán a tu lado. Solamente estos, son los que una vez finalizado el viaje estarán dispuestos a acompañarte en la espera hasta el siguiente, e incluso a montarse de nuevo en la barca contigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario