domingo, 22 de agosto de 2010

PUÑALADAS


Hoy me he tropezado en internet con esta fotografía. En principio me ha hecho mucha gracias, pero después de un par de segundos he pensado que en realidad no tiene ninguna.


Para los que vivimos el mundo de la empresa, esta foto es muy significativa.


Llevo más de veinte años en el mundo de la empresa privada. En su día opté por esta línea de trabajo, y puedo decir que no me he arrepentido.


Hubo compañeros míos que decidieron apostar por la seguridad que ofrece la empresa pública. Otros decidieron dedicarse a la docencia.....como en otras muchas cosas, no hay opciones mejores ni peores, cada uno tiene la suya y lo que hay que hacer es pensarlo tranquilamente para que no te arrepientas nunca. En realidad, siempre he pensado que Dios es muy sabio, y hay muchas decisiones que tienes que tomar cuando todavía eres demasiado joven, sin experiencia de ningún tipo. Y digo esto, porque a medida que vas cumpliendo años, te haces mucho más conservador, piensas más los pros y los contras. Si con cuarenta años tuviéramos que decidir cual es nuestro futuro, pasarían otros cuarenta antes que tuvieramos claro lo que queremos.


Pero esto no era el objeto de la entrada, que como siempre desvarío.


Como decía, lo único que conozco es la empresa privada. Quizá corra el peligro de generalizar. Seguro que hay quien no se ha tropezado nunca con un caso de este tipo en toda su vida laboral. A estos, lo único que me queda es darles la enhorabuena.


Porque es bastante habitual que la imagen que representa esta foto se repita una y otra vez. Sonreímos al compañero, lo felicitamos en su cumpleaños. En Navidad damos un besito a todos deseando "felices fiestas". Solemos ser bastante educados y amables con nuestros colegas. Casi más que con nuestra familia. Y muchos de vosotros pensaréis que nadie va con un cuchillo ni con un hacha por las mañanas y lo guarda en el cajón para sacárselo al primero que se pase un pelo.


Lo que ocurre es que ese cuchillo no hace falta que tenga mango de madera y hoja afilada. Ese cuchillo son las palabras que se dicen por los pasillos, para que radio macuto funcione. Ese cuchillo son las veces que ante un error, todos miramos a nuestro alrededor buscando a quién se le puede echar la culpa. Esa hoja afilada son las palabras mordaces y llenas de ironía que se escuchan en algunas reuniones, son los déspotas que se creen superiores porque en su tarjeta de visita pone no sé qué cargo. Las veces que se pisotea al compañero porque en la escalada hacia la cumbre de la pirámide no hay piedad, hay pocos sillones allí arriba y hay que alcanzarlos a costa de lo que sea.


El mango se maneja de muchas formas. Los hay expertos en que no se noten que han sido ellos los que lo empuñan. Los hay más descarados. Da igual, la recompensa merece la pena. Los hay que se lo ofrecen a otro con engaños, y lo peor es que hay quien se cree que clavar el cuchillo es lo mejor que les puede pasar.


Tengo que decir en honor a los compañeros y jefes que he tenido en estos años de mi vida laboral que no me he encontrado a muchos de este tipo. Y a los que he tenido que "sufrir" no tuvieron demasiado buen final y afortunadamente pasaron al olvido.


El respeto en las empresas, igual que en otras muchas cosas en la vida, no se gana a base de puñaladas. El respeto se gana con el conocimiento, con el buen hacer de cada uno, con la educación en el trato. El respeto se gana teniendo muy claro que el corazón del que está arriba de la pirámide duele lo mismo que el del que está abajo del todo. Que todos, ocupemos el puesto que ocupemos, somos trabajadores porque tenemos que comer todos los días, pero que sobre todo somos personas.


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