miércoles, 4 de agosto de 2010

SISTEMAS DE COMPRAS

Me dicen que últimamente mi blog es muy triste, que hace llorar a la gente. Bueno, debe ser el reflejo de mi corazón. No me gustaría que nadie se sienta mal cuando lo lea, pero es que ahora no se me ocurren cosas que puedan ser un mínimo de divertidas.
Por cambiar de tema, os contaré algo diferente, aunque a mí no me hizo ni pizca de gracia.
Hay por ahí una tienda a la que hay gente que está "enganchada". A mi me ocurre lo contrario. Reconozco que ya es una manía mía y que simplemente con pensar que tengo que ir, me pongo de bastante mal humor.
La tienda en cuestión es Ikea. Que por qué no me gusta????, pues os lo contaré
  • Porque aunque vayas a comprar una silla, tienes que pasearte antes por las cocinas, dormitorios, muebles de salón, etc etc etc.....
  • Porque puede que tengas la buena suerte, de que el artículo que quieres no tenga las coordenadas apropiadas de búsqueda, y te ponga un "póngase en contacto con el personal de la tienda". Esto significa que tienes que buscar un punto de atención al cliente y hacer una cola de diez o doce personas.
  • Porque cuando te ha tocado el turno en el mostrador, resulta que el artículo que has elegido está descatalogado. Te dicen que lo que puedes hacer es volver a la exposición, buscar alguien que te atienda, y preguntar si te puedes llevar el de la exposición que es el único que queda. La pereza que te da pensar en volver hacia atrás es tremenda, así que le dices que te enseñe cualquier otra cosa para cambiarla por el artículo que has elegido.
  • Te puede pasar otra cosa, y es que hay artículos que no están en los pasillos. Tienes que ir al punto de recogida de mercancía. Así que no te haces idea de como es el bulto de lo que has comprado, y puedes encontrarte con que hayas comprado algo que sale de tu coche un metro por el maletero y no te lo puedas llevar. Afortunadamente esto último a mí no me ha pasado, pero sí que me quedé con las ganas de ver como una pareja terminaba de meter unos bultos en su coche, si lograban hacerlo, o si a causa de los nervios que tenían terminarían por divorciarse y ya no necesitaban lo que habían comprado.
  • Tienes que llevar las gafas puestas, porque puede que hayas elegido algo en color negro, pero en la estantería está en blanco, con lo cual termina la habitación pareciendo un arco iris.
  • Cuando llegas a las cajas, hay un maravilloso olor a perritos calientes, y las glándulas salivares empiezan a trabajar. Por los altavoces anuncian que el precio del perrito es de un euro. Así que piensas que cuando termines te pasarás por allí a comerte uno. Pero llegas, y resulta que hay una cola de treinta personas. Después de llevar dos horas buscando muebles y cajas, lo que menos te apetece es volver a hacer una cola, por un perrito caliente. Así que con el estómago pidiéndote algo de comida porque ya te habías hecho a la idea, te vas pensando que cuando llegues a casa, comerás algo.
  • ¿y que me decís del atasco para salir de la tienda? quien en agosto no se ha ido de vacaciones, se ha ido a comprar a Ikea !!!!!! media hora más.

Todo esto sin tener en cuanta, el esfuerzo y sudor de desmontar medio coche para que puedan entrar las cajas, de descargar cuando llegas a casa, y de conseguir montar el sudoku que son las instrucciones de montaje. Y esto no lo cuento, porque gracias a mi hijo, yo no tengo que hacerlo.

Qué queréis que os diga, que no me gusta. Que mola mucho más comprar al estilo antiguo. Llegar a una tienda, sentarte en una silla, coger el catálogo, decidir, y que luego te lo lleven a casa y te lo dejen montado. Y no será por cuestión de precio porque no todas las tiendas de muebles son de precios altos. Hay por ahí tiendas en los kilómetros nosecuantos de varias carreteras que están muy bien.

Si es que esto de las modernidades no está hecho para mí !!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario