martes, 14 de septiembre de 2010

LA CRUZ

Hoy es la fiesta de la Exaltación de la Cruz.
Esa fiesta, que tanto pasamos por alto los que decimos llamarnos católicos y que incluso nos jactamos de ser practicantes.
Y es que la Cruz no nos gusta a nadie. Que tire la primera piedra el que esté libre de pecado.
La teoría la conocemos perfectamente. Estamos muy acostumbrados a ver a Jesús en la Cruz en las iglesias (por cierto hoy he escuchado algo que no sabía y es que el símbolo de los cristianos no ha sido siempre la Cruz, parece que esta sustituyo a Jesús Buen Pastor...., si es que esto de los atascos culturiza mucho porque da tiempo a escuchar varios programas en la radio).
Como decía, que ya me he despistado, la Cruz está en todos sitios, en los colegios (hasta que el gobierno lo quiera), incluso la llevamos colgada en el cuello.
Pero esta Cruz es la Cruz de otro. La de Jesús. La vemos lejana. Podemos imaginar lo que sufrió, pero a nosotros no nos dolió. Esa Cruz es fácil de llevar.
Pero ¿qué pasa cuando la Cruz llega a nuestras vidas? Ay amigo !!!!, ahí es donde hay que demostrarlo, y ahí es donde cuesta, porque ahí es donde nos duele directamente a nosotros. Ya no nos lo tiene que contar nadie.
Lo normal es que nos asuste tanto tanto que huyamos de ella. Que digamos que nosotros no estamos hechos para tanto sufrimiento. Que no, que no, que eso se tiene que terminar porque nosotros no nos lo merecemos. Que sufran otros que se lo merecen, pues vale, ¿pero yo? ¿por qué?
Y te lo explican, y lo intentas mirar desde los ojos de la fé. Y hasta hay días que llegas a entenderlo. Que piensar que efectivamente cuando las cosas te van bien, y todo va sobre ruedas, a nadie se le ocurre preguntárselo. Pareciera que los premios sí los merecemos.
Pero hay días que te vuelves a preguntar esa pregunta tan terrorífica de ¿por qué?., Esta pregunta deberían de prohibirla, pero no solo decirla, también pensarla.
Hay días que esa Cruz pesa mucho mucho, que los Cireneos que te encuentras en el camino, que por cierto son muchos, no son suficientes para ayudarte a llevarla. Que te has caído ya un montón de veces y que no tienes fuerzas para volverte a levantar. que el cammino que ves de frente es cada vez más empinado. Esos días no son precisamente de exhaltación a la Cruz, más bien son de renegación de la Cruz.
Precisamente esos días de "requetenegación" de la Cruz, son los que más deberíamos de trabajar lo que ese símbolo representa para nosotros, y que sí realmente los cristianos lo hemos elegido como el símbolo por excelencia, por algo debe ser.
Hubo un Santo que dijo que quería todos los crucifijos sin la figura de Jesús. Que Él ya había estado allí, y que ahora cada uno de nosotros tenía que poner sus sufrimientos en esa Cruz vacía.
Sabio Santo.

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