sábado, 25 de octubre de 2008

FLORES EN EL SUPERMERCADO

Hoy, cuando he ido a hacer la compra, me he encontrado al lado de la fruta un mostrador que llamaba mucho la atención. Eran centros de flores (horribles por cierto). Son las flores que en estas fechas empiezan a venderse por todos sitios. Son las flores para el día de los difuntos.
He de confesar que he estado muchos, muchos años sin pisar un cementerio. Mi padre murió cuando yo tenía once años. Fue una muerte inesperada y demasiado rápida. Algo que mi mente todavía poco madura no pudo encajar. Enfrentarme a la muerte de un ser tan querido para mi siendo tan pequeña, debió de marcarme, y , el cementerio se convirtió en un sitio tabú que no quería visitar. Y así he estado mucho tiempo. Era muy intransigente en este tema, e incluso no podía entender qué encontraba la gente que los visitaba.
Con el paso del tiempo, me esforcé por entender qué me hacía tener esa adversión a un lugar supuestamente inofensivo. No quería ser como la madre del soldado del chiste. Su hijo se equivoca en el desfile y ella decía "mira, todos van con el paso cambiado menos mi hijo". En un momento dado, pensé que la equivocada tenía que ser yo. Me interesé por el purgatorio, leí sobre el tema, y poco a poco he ido comprendiendo.
Me he dado cuenta que aunque allí ya no queda nada de lo que fueron nuestros seres queridos, nosotros, como humanos que somos, necesitamos un signo tangible. No es suficiente tener a los que ya no están en nuestra memoria. Queremos ver algo físico que nos recuerde a ellos, que nos haga estar unidos a ellos. Necesitamos estar delante de la lápida leyendo su nombre. Queremos creer que allí está todavía esa persona que tanto quisimos.
Aun así, a pesar de mis avances, tengo que confesar que no me gusta este día. No porque represente a la muerte. Ni mucho menos. No me gusta, porque me parece uno de tantos en los que nos dedicamos a hacer algo que hay que hacer, porque toca. ¿qué pensará la gente si ven las lápidas de nuestros seres queridos sin flores? ¿que los hemos olvidado?. Ese día, hay riadas de gente que entran y salen de los cementerios. Parece que hay una competición sobre qué lápida está más limpia o más adornada. Pero ¿qué pasa el resto del año? ¿qué hacemos por ellos los otros 364 días?.
Ahora que estoy más convencida que esas visitas pueden reportar algo de paz al que las hace, sigo encontrando que falta algo muy importante. Y es la oración por nuestros difuntos. Ir al cementerio nos sirve a nosotros, pero a ellos les sirven nuestras oraciones. Es lo único que ya les podemos ofrecer. Por eso, me molesta mucho, cuando los funerales se convierten en auténticos actos sociales, donde vas a ver a quien te encuentras. Donde lo importante, que debía ser, escuchar esa Misa con auténtica devoción y ofreciéndola por el difunto, pasa a un segundo plano. Lo principal es que la familia vea que hemos asistido. Estar atentos a ver quién está o quién ha faltado. Saludar a fulanito que hace siglos que no lo veo.
No puedo soportar las tertulias de los funerales. Al acabar la Misa, se comienzan a hacer corrillos que van subiendo y subiendo el tono de voz, hasta que la iglesia parece un mercado.
Os propongo algo diferente. Rezar una novena por ellos. Faltan exactamente nueve días para celebrar el día de los difuntos . ¿qué mejor que comenzarla hoy mismo? Todos tenemos alguien por quien rezarla. Por desgracia es una lista que va aumentando con el tiempo.
Por si os sirve, os dejo un enlace de la que voy a hacer yo.
A quien no le interese hacer la novena, que es comprensible, al menos que se acuerde de rezar un padrenuestro por el alma del difunto cuya tumba visite.

No hay comentarios:

Publicar un comentario